Bertis y Paulita estudiaban en la misma escuela, pero en diferentes grupos, fue en el taller de cocina donde se conocieron e hicieron muy amigas. Los platos que preparaban juntas les salían exquisitos, pues aplicaban los secretos de sus Mamás y sus Abuelas.

PEN ECUADOR
Para la fiesta del Día del Niño la profesora les dio la tarea de preparar un Postre Sorpresa, para que comieran todos los alumnos y los invitados que asistieran.
Unos días antes de la fiesta, las amigas se pusieron de acuerdo para preparar el postre.
– ¿Qué te parece, Paulita, si vienes a dormir este fin de semana a mi casa para cocinar?, dijo Bertis.
– Sí, sí, y yo llevo el Cuaderno de Recetas y la Varita Mágica que mi Abuela tiene bien guardados en un baúl bajo 7 llaves, arriba en el altillo de mi casa, respondió Paulita.
– ¡¡Qué buena idea!!, dijo sonriente Bertis.
Esa misma noche las 2 Cocineritas se pusieron el delantal y buscando en el viejo cuaderno encontraron una receta increíble.
TARTALETA MÁGICA
DE ESTRELLAS
Ingredientes nocturnos
2 estrellas enanas
2 estrellas fugaces
2 tazas de luz de luna
Ingredientes diurnos
1 litro de rocío del amanecer
1 litro de leche de vaca contenta
1 litro de miel de colibrí
Preparación
- Combinando tus ideas y tu valor, con amor siempre debes cocinar.
2. Poco a poco y con cariño los ingredientes debes mezclar.
3. Calienta con el sol, amasa con cuidado y no te vayas a quemar.
4. Y para terminar, tres toques con la varita mágica en la olla haz de dar.
– Está muy difícil esta receta, dijo Paulita.
– Mejor vamos a buscar otra más fácil, respondió Bertis.
¡¡CRASH, CRASH!!
¡¡FIUU, FIUU!!
La conversación entre las niñas se interrumpió cuando violentamente se abrió la ventana de la cocina y entró una ráfaga de viento helado. Asustadas y temblando de frío, ante sus ojos, más allá de la ventana, apareció el oscuro e inmenso universo con sus millones de estrellas luminosas.
¡¡Amor, Ideas y Valor!!
Estas son las palabras clave, exclamaron alegres las Cocineritas.
Y así fue que, al comprender el mensaje secreto de la receta, dejaron una olla de cobre toda la noche reposando al filo de la ventana. Las estrellas y la luz de luna poco a poco iban descendiendo del cielo y llenando la olla.
A la mañana siguiente muy temprano, montadas en sus bicicletas, fueron a buscar los ingredientes diurnos. Recolectaron el rocío que cubría los llanos, recorrieron los establos pidiendo un poco de leche a las vacas contentas que amamantaban a sus becerritos, y caminaron por la ribera de los ríos para encontrarse con los colibrís, que veloces volaron a ofrecerles su miel.
Una vez reunidos los ingredientes diurnos y nocturnos y siguiendo la receta al pie de la letra, trabajaron en la preparación muchas horas más, hasta que por fin la masa les quedó muy suave y consistente. Cuando dieron los 3 toques con la varita mágica en la olla, la Tartaleta se esponjó y creció, creció y creció hasta un metro de altura.
Las Cocineritas nunca se imaginaron los misteriosos y extraños poderes que encerraba la Tartaleta, y menos, lo que les iba pasar a los golosos que la comerían.
El Día del Niño, Bertis y Paulita, cansadas de tanto cocinar, pero muy satisfechas, llegaron a la escuela cargando el gran Postre Sorpresa que les había pedido la profesora. La Tartaleta estaba bellamente decorada, cubierta con un betún color azul eléctrico, una luna blanca en el centro y muchas estrellas amarillas a su alrededor. Los olores que desprendía eran tan deliciosos y sutiles que inundaron el patio, los jardines y los salones de la escuela.
Apenas las Cocineritas pusieron la Tartaleta en la mesa, todos los profesores, los niños, las mascotas, los papás y los abuelos corrieron a recibir su porción y a comérsela vorazmente. Repetían, repetían y repetían, y mientras más comían la Tartaleta no se acababa.
JA, JA, JA… JA, JA, JA
JI, JI, JI …JI, JI, JI
JA, JA, JA… JA, JA, JA
JI, JI, JI… JI, JI, JI
Todos rieron felices durante 3 horas sin parar.
¡¡ KRAAAK-BOUUUM !!
Se escuchó un poderoso trueno y la luz cegadora de un relámpago iluminó la Tartaleta. Sorprendidos los asistentes observaron cómo las estrellas bailaban deslizándose sobre el betún de chocolate azul, dando vueltas en torno a la luna y entonando alegremente esta canción:
Que bailen los profes…que bailen.
Que bailen los niños…que bailen.
Que bailen las mascotas…que bailen.
Que bailen los papás… que bailen.
Que bailen los abuelos …que bailen.
Al atardecer, cuando los mágicos efectos de la Tartaleta desaparecieron, cansados de tanto comer y bailar, todos volvieron a sus casas; mientras, Bertis y Paulita se quedaron en el taller de cocina, viéndose a los ojos y preguntándose:
– Y ahora… ¿qué hacemos con esta Tartaleta gigante e interminable?
¡¡Amor, Ideas y Valor!! -gritaron entusiasmadas las palabras clave.
“Vamos a repartir la Tartaleta en secreto a los cumpleañeros que más la necesitan, pero antes tenemos que reducirla para poderla transportar”, dijeron contentas. Dieron los 3 toques a la Tartaleta con la varita mágica y esta se fue desinflando hasta hacerse pequeña.
Así, las dos niñas cubiertas con una sábana blanca disfrazadas de fantasmas, todas las noches dejaban una Tartaleta en la puerta de los asilos de ancianos, los hospitales y los orfelinatos.
Desde ese entonces los viejitos, los enfermos y los niños huérfanos esperan jubilosos en el día de su cumpleaños la llegada de las Cocineritas Fantasmas: para comer, reír y bailar con la Tartaleta Mágica de Estrellas.
Y colorín colorado este cuento se ha terminado.
*******
Juan Manuel Ramos y Solares. Nació en México. Reside en Cuenca, Ecuador, desde 1989. Es director y editor de la Revista “Vanguardia Aérea” del Sindicato Nacional de Técnicos y Trabajadores de Aeronaves de México. Es productor y conductor de programas radiales y televisivos. Ha publicado varios libros, entre ellos las novelas: “La pocha mocha”, “Oink-Oink”, “Nicolasa la cocinera” y “La juramentación del arracadas”, el poemario “Calaveras literarias-versos fúnebres a diversos personajes” y cuentos para niños “Los gitanos y la osita pelucona” y El piloto de cometas”, entre otros.