
«Los pensamientos son libres,
¿quién los puede adivinar?
Pasan volando como sombras nocturnas.
Nadie los conoce, ningún cazador
les puede disparar con pólvora y plomo:
¡los pensamientos son libres!».
Esta antigua canción popular alemana de compositor anónimo muestra la importancia que siempre ha tenido la libertad de pensamiento para el ser humano. Y aunque lamentablemente no siempre se cumpla, esa misma libertad de pensamiento junto con la libertad de expresión constituyen derechos humanos fundamentales. La lengua y la cultura son dones que poseemos y que damos por sentado como parte fundamental de aquello que nos define. Son tan nuestras, que no imaginamos la vida sin ellas.
La cultura y la lengua existen desde antes de la aparición del ser humano. La cultura es el conjunto de conocimientos que una generación le pasa a la siguiente y la lengua es el código de comunicación, el cimiento de la cultura. Así, a cada cosa que creamos le damos un nombre. La lengua y la cultura son manifestaciones de la identidad del individuo en su sociedad. Son producto de adaptaciones y habilidades que el ser humano adquirió a través de la evolución, razón suficiente para que todo individuo disfrute la libertad primordial de expresarse en su lengua y de difundir su cultura.
Cada pueblo tiene una cultura particular, piensa y razona de manera particular y tiene una lengua particular que así lo refleja. Todas las lenguas y culturas son válidas; a pesar de que algunas están más difundidas, no hay lenguas más importantes que otras, de la misma manera que no hay culturas más importantes que otras. Todas las lenguas y todas las culturas son dignas de respeto. Cada sociedad debe proteger, enseñar y poder usar su lengua para asuntos oficiales. Ningún individuo, sociedad ni entidad tiene el derecho de prohibir la lengua o la cultura de una comunidad.
Actualmente existen más de 7000 lenguas en el mundo, algunas prohibidas y otras en peligro de extinción. Tan solo en México existen 69 lenguas, de las cuales muchas están destinadas a morir en los próximos años debido a los pocos hablantes que quedan. Del mismo modo, la represión de las minorías etnolingüísticas ha sido un grave problema en todos los continentes, como la lengua kurda en Turquía desde 1980. La privación de las libertades lingüísticas y culturales a cualquier grupo étnico o comunidad fue definida como un crimen de lesa humanidad por la ONU en el Estatuto de Roma en 1998. Por otro lado, la UNESCO ratificó la importancia de estas libertades en la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural en 2011.
Resulta inconcebible que mientras mejoran las comunicaciones y caen las barreras físicas, surjan o se intensifiquen los atropellos a la diversidad cultural y linguística en la aldea global por parte de cualquier ente o grupo. Cada día el mundo se vuelve más pequeño y se nos hace más fácil interactuar con individuos de otras sociedades; este acercamiento celebra la diversidad y fomenta el respeto a la identidad de los pueblos. Las libertades de pensamiento y expresión en forma de cultura y lengua propias deben ser garantizadas y defendidas como derechos inalienables de todas las sociedades; solo así lograremos la paz.
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Patricia Schaefer Röder. Es escritora, traductora literaria, editora, poeta y gestora cultural. Nació en Venezuela y reside en Puerto Rico. Entre sus traducciones literarias al español están las novelas El mundo oculto de Shamim Sarif, Por la ruta escarlata y Mi dulce curiosidad, ambas de Amanda Hale y premiadas en los International Latino Book Awards (ILBA) 2019 y 2020 en EE.UU. como mejor traducción de novela. En narrativa breve publicó Yara y otras historias y A la sombra del mango, Mención de Honor ILBA 2020. En Siglema 575: poesía minimalista, Patricia propone una novedosa forma poética que ha tenido gran aceptación internacional. Desde 2015 organiza el Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir”, del cual se publica anualmente una antología que incluye los mejores poemas del concurso, Segundo Premio poemario por varios autores ILBA 2019.