– Primera versión –
El viaje

El roce de estas tantas pieles ha dejado de ser extraño, lo mismo que el hedor a orín fermentado en el que descansa el cuerpo de cien cabezas y cuatrocientas extremidades (tal vez algunas menos, dependiendo de las condiciones de la captura). Ya no se piensa en el sonido de las arcadas seguidas por el vómito, ni en los gases nauseabundos, ni en las dolorosas llagas producidas por la fricción de las cadenas. El cerebro solo se guía por el rítmico sonido de la oleada contra el costado del barco y la hipnótica danza de un bamboleo demasiado largo, tan largo que ya parece propio.
El letargo de la noche interminable se interrumpe por un ruidoso romper de olas. El ritmo de la nave cambia. ¡Llegamos! un grito cargado de emoción (alivio-miedo-aviso) perturba los nervios. Sin detenerse a pensar sobre el origen ni el tono, la voz alerta la masa. Un estado de alarma reemplaza al de hibernación que había adormecido por igual, a la cordura y la locura.
Se levantan. Tiran de nosotros los que están encadenados a su cuello, porque nuestros cuellos están presos de las mismas cadenas. Nos arrastran. Otros, cuando los que comparten las cadenas están enfermos o han muerto, se mantienen tirados sobre las tablas forradas de excremento. Esperando…
El que está vivo ya no duerme. Sufre, duda, teme.
La plaza está llena de gente y el cielo no se ve. Un espeso olor a sudores blancos, amargos, se mezcla con los picosos de mi raza y con los otros, los indios, los que huelen a verbena recién cortada.
– Segunda versión –
Lucy, esclava en venta
Young Woman of good Character, used to House Work and the Nursery
El mar golpea la nave.
(lágrimas)
La nave da tumbos.
(lágrimas, mareo)
El barril cae.
(lágrimas, mareo, náusea)
Golpea el barandal.
(mareo, náusea)
Tun. Tun. Tun. Tun.
El ron se derrama.
(sopor)
Los espíritus se elevan.
(sopor, mareo, náusea)
Tun. Tun. tun. tun. n,n,n.
(sopor, sopor, sopor)
La nave se aquieta.
(temor)
Camino en cadenas.
(lamento)
El agua lanzada que corta la cara, la espalda, las nalgas.
(rabia)
Las manos que hurgan mis pechos,
que clavan la carne,
que escupen mi raza
(coraje)
Golpe en la cabeza
Patada en la espalda
(odio, rencor, venganza)
Palabras extrañas,
Miradas sin alma,
Sonrisas veladas
¡Dinero por cuerpos!
(¡REVUELTAAAAA!)
O iguales…
o nada
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Miranda Merced. Nació en Puerto Rico en la mitad del Siglo XX. Educadora, escritora y humanista. Pertenece al Colectivo Literario Vivir del Cuento desde su creación, en 2009. Publicó la colección de cuentos Almarios en alquiler (2013), fue coautora del proyecto en penumbras Ars Memoriae junto a Lynette Mabel Pérez (2014), y publicó en español el cuento “y los sueños, sueños son” traducido en el mismo libro como «A dream of trumpets and crimson», por David Caleb Acevedo (2017). Sus cuentos han sido publicados en importantes antologías, nacionales e internacionales.